La memoria a largo plazo

bebeuteroCuando venimos al mundo, nuestro cerebro es como un ordenador nuevo que viene con un procesador y un sistema operativo instintivo, genético, que nos permite interactuar con el entorno y realizar todas las funciones que nos identifican como seres humanos. A medida que crecemos, vamos adquiriendo conocimientos, viviendo experiencias e interpretando la realidad desde nuestro particular punto de vista. Todo esto se guarda en nuestro cerebro en forma de trazados o redes neuronales secuenciales, a las que llamamos memoria y que, poco a poco, van formando lo que somos.

En nuestros bancos de memoria a largo plazo podemos guardar información de forma explícita y consciente, lo que requiere un elevado gasto de energía y esfuerzo, como cuando estudias un tema que te interesa o quieres aprender una habilidad determinada. Pero también guardamos información de forma implícita e inconsciente, y en algunos casos memorias no declarativas, es decir que no se pueden describir con palabras, como algunas emociones, sensaciones y sentimientos. En este último tipo de recuerdos, que se guardan de forma inconsciente, sin apenas ningún esfuerzo, influye mucho nuestro sistema amigdalino, el de las emociones, tanto para aquellas cosas que son importantes para nuestra supervivencia, como te conté, cuando hablábamos del aprendizaje, con el ejemplo de que cuando un perro te muerde, recuerdas perfectamente la raza, el color, el tamaño y demás características del perro y del lugar donde estabas de forma indeleble, como también para cualquier otro tipo de estímulo donde interviene una emoción, aunque no sea trascendente para nuestra supervivencia, por ejemplo, una película, una clase magistral donde el profesor te hizo vivir lo que explicaba o el tantas veces usado ejemplo del ataque a las Torres Gemelas del 11-M, que nos impresionó tanto a todos, que recordamos perfectamente donde estábamos, con quién estábamos, etc., como si fuera hoy mismo.

cara-de-sorpresaPor esta razón, el neurocientífico español Joaquim Fuster, uno de los principales investigadores de la memoria humana, dice que las emociones son como un “pegamento” para la memoria. Por eso, siempre te digo que si quieres que alguien te recuerde o recuerde lo que le tienes que decirle: emociónale. Resumiendo, cuando sentimos lo que aprendemos, nuestro sistema amigdalino refuerza de tal manera las conexiones sinápticas que dicha información se guarda de forma indeleble y permanente en nuestro cerebro.

El filósofo alemán Hermann Ebbinghaus, a finales del siglo XIX estudió en profundidad la memoria y el olvido en función del tiempo, desarrollando su famosa curva del olvido que sigue siendo actual más de un siglo después. De sus investigaciones concluyó, que el 95% del aprendizaje explícito o voluntario se pierde en los 30 días siguientes al mismo (siempre que no se hagan repasos o repeticiones) y la mayor parte de ese 95% se pierde en las primeras horas. Otra conclusión que sacó Ebbinghaus fue que “El aprendizaje espaciado es superior al concentrado a la hora de grabar los conocimientos en la memoria”, es decir, que nos es mejor estudiar un tema en varias sesiones que darnos un atracón en una sola sesión.

Para estudiar la memoria a largo plazo, podemos clasificarla en, al menos, cinco tipos de memoria que podemos diferenciar claramente y que son gestionadas por distintas áreas críticas de nuestro cerebro, aunque otra vez quisiera recordarte que esas áreas por sí solas no harían nada ya que el cerebro humano es una compleja red que interactúa.

Los distintos tipos de memoria a largo plazo que podemos diferenciar son los siguientes:

La primera memoria de la que te voy a hablar es la memoria episódica. La memoria episódica es la que te permite recordar o evocar un momento vivido donde hay un “cuándo” y un “dónde”. Este tipo de memoria no sólo es clave para recordar el pasado, sino que también es fundamental a la hora de desarrollar una de las capacidades cognitivas que nos diferencian del resto de los animales y es nuestra capacidad para imaginar el  futuro. Por ejemplo, gracias a la memoria episódica puedes imaginar que mañana vas a ir un restaurante donde has comido anteriormente e imaginar cómo será, las personas con las que estarás, etc. Fíjate además cómo con sólo imaginar este hecho, éste se guarda como una memoria más, aunque todavía, de hecho, no haya ocurrido. Seguro que te ha pasado alguna vez que ibas a ir a un sitio, imaginaste la escena, y luego por alguna razón no pudiste ir, sin embargo con el tiempo cuando alguien evoca la escena tú lo recuerdas como si hubieras estado ahí. Esto pasa no solo cuando imaginas una escena futura sino también cuando te cuentan una historia tantas veces que ya no sabes bien, si has vivido la historia en primera persona o sólo te la han contado.

Durante el desarrollo evolutivo del ser humano, esta memoria ha estado también muy relacionada con el desarrollo del lenguaje, ya que los seres humanos siempre hemos tenido la  necesidad de contar las experiencias y episodios de nuestra vida y eso ha ayudado a que tengamos un lenguaje mucho más desarrollado que el de otras especies.

hipocampoEl área crítica de esta memoria es el hipocampo, el cual se cree que funciona tanto como localizador de redes neuronales de memoria relacionadas con el episodio, así como banco de memoria en sí mismo.

La memoria episódica normalmente tiene un fuerte componente emocional ya que de lo contrario decimos que se semantiza, es decir, se conserva el hecho en sí como concepto, pero pierde el “cuándo y el dónde”. Por ejemplo, es posible que recordemos algunos de nuestros cumpleaños si nos prepararon una fiesta o paso algo importante, pero en otros, debido a que por la propia repetición se pierde el foco emocional,  sabemos que hemos cumplido años –concepto cumpleaños-, que fue tal día determinado -porque lo conocemos-, pero no recordamos el episodio en sí. Seguro que si te pregunto dónde estabas en cada uno de tus cumpleaños te acordarás de algunos pero de otros no.

Otra característica de la memoria episódica es que cuando la evocamos sentimos conjuntamente parte del estado mental y las emociones del momento en que ocurrieron los hechos y posiblemente cuando volvemos a evocar un recuerdo no evocamos el hecho que lo generó sino la última evocación del mismo, por eso nuestros recuerdos con el tiempo pueden ir variando y cuanto más los evoquemos, más se pueden alejar del hecho original.

Otro dato curioso que arrojan los estudios que se realizan sobre nuestra memoria episódica es que se produce una curva a lo largo de nuestra vida en la que no recordamos prácticamente nada de los primeros tres o cuatro años de vida, lo que conocemos como amnesia infantil, luego recordamos muchos episodios hasta los veintiocho o treinta años aproximadamente; a partir de los treinta años y hasta los cuarenta y cinco o cuarenta y seis años nuestra memoria episódica sufre un bajón, recordando muchos menos episodios específicos –con un dónde y un cuándo- y luego, a partir de los cuarenta y cinco o cuarenta y seis años nuestros recuerdos episódicos empiezan a aumentar otra vez. Es curioso que otros estudios identifican esa etapa de nuestra vida –entre los treinta y los cuarenta y seis años- como en la que menos felices somos, como regla general.

El segundo tipo de memoria que podemos diferenciar es la memoria semántica. Este tipo de memoria es la que nos permite recordar significados o conceptos sin que intervenga nuestra relación personal con ellos.  Por ejemplo, sabemos lo que es un lápiz, pero no recordamos ni cuándo ni dónde lo aprendimos. El área crítica de este tipo de memoria es la parte lateral del lóbulo temporal. Es nuestro archivo general de conocimiento conceptual.

Te voy a contar un caso médico muy famoso que ayudó enormemente a la investigación de la memoria. El caso conocido como el paciente HM, que se llamó así por Henry Gustav Molaison (1926-2008).

hmHenry Gustav Molaison padecía una severa epilepsia intratable que le producía frecuentes convulsiones. En 1953 fue derivado para su tratamiento al neurocirujano del Hartfort Hospital, William Scoville. El Dr. Scoville localizó el origen de la epilepsia en los lóbulos temporales mediales izquierdo y derecho, y prescribió como única solución la amputación de dichos lóbulos. En la operación HM, además de los lóbulos temporales, perdió las dos terceras partes de sus hipocampos quedando los tercios restantes atrofiados. La operación eliminó los ataques epilépticos de HM pero también le provocó una amnesia anterógrada, es decir perdió la capacidad de recordar los nuevos acontecimientos de su vida y los nuevos conocimientos semánticos, una vez les dejaba de prestar atención por unos segundos, afectando así a su memoria a largo plazo. Sin embargo HM era capaz de recordar prácticamente toda su vida y sus conocimientos anteriores a la operación. Asimismo, su memoria de trabajo y procedimental estaban intactas, incluso era capaz de adquirir nuevas habilidades motoras y retenerlas en su memoria a largo plazo. Aunque HM se hizo mayor, no era capaz de reconocerse al espejo, él se recordaba tal cual era antes de su operación en 1953. Afortunadamente la impresión que le provocaba verse en un espejo mucho mayor de cómo él se recordaba se le olvidaba rápidamente.

En la actualidad hay otros muchos casos de personas que han perdido la capacidad de recordar, entre ellos se encuentra el caso de Jeremy que te invito a conocer más en detalle en el siguiente documental de La 2 de TVE.

El tercer tipo de memoria del que te voy a hablar es la memoria procedimental.

Cuando dominamos una habilidad, nuestro cerebro tiene la capacidad de automatizarla con el fin de ahorrar al máximo su consumo de energía y además, así poder aumentar su capacidad para realizar con éxito más de una tarea a la vez. El área del cerebro que controla este tipo de memoria es el cerebelo, esa protuberancia que se encuentra la parte posterior-inferior del encéfalo. Esta función nos permite descargar nuestros lóbulos frontales de ciertas tareas, que tenemos suficientemente dominadas, para poder concentrarnos en otras y así liberar nuestra memoria de trabajo y atención de una posible sobrecarga, lo que amplía la capacidad de la misma y consume mucha menos energía.

tocandopianoEste proceso de automatización del acceso a la información lo podemos explicar de la siguiente manera. Cuando un conocimiento o habilidad se llega a dominar completamente pasa de ser  una memoria explícita, a la que tenemos que acceder de forma consciente, a ser implícita, interiorizándosey pudiendo acceder a la misma de forma consciente o inconsciente, como un bloque de información. Así, podemos montar en bicicleta, conducir, tocar el piano, dirigirnos al trabajo o realizar un montón de tareas sin siquiera pensar en ellas. ¿No te ha pasado en más de una ocasión que has llegado a tu trabajo sin siquiera recordar el camino que habías realizado porque venías  pensando en otro cosa?

Dentro de este tipo de memoria podemos categorizar el condicionamiento clásico –respuestas automáticas, recuerdas los experimentos de Pavlov-, las funciones cognitivas automáticas, los hábitos y las habilidades motoras. Y lo podemos hacer de la siguiente manera:

  • Memoria procedimental cognitiva: Ej. las tablas de multiplicar, traducir o interpretar códigos, como por ejemplo la nomenclatura en química, etc.
  • Memoria procedimental perceptual-verbal: Ej. hablar, escuchar –interpretando el significado de las palabras-,  leer o escribir.
  • Memoria procedimental motriz: Ej. Habilidades motoras, tocar instrumentos, practicar deportes, etc. Por ejemplo, un tenista que tiene que anticipar la trayectoria de una pelota a más de 200 km/h tiene que tener automatizada esa habilidad motora, ya que si te ponen a ti o mi enfrente de esas pelotas, seguro que nos llevamos más de un pelotazo en la cara.

La siguiente memoria de la que te hablaré, de forma muy breve, es la memoria emocional. Esta memoria, además de permitirnos recordar sentimientos y emociones, funciona como potenciadora de los otros tipos de memoria.

Cuando experimentas emociones liberas adrenalina y la adrenalina fija y refuerza las sinapsis, es decir, las conexiones entre las neuronas que forman las redes neurales. Recuerdas cuando hablamos del compromiso emocional, es decir, el grado con que asociamos una emoción a un estímulo, bueno, la memoria emocional lo que hace es aumentar los detalles de los registros, dotarlos de mayor intensidad y les da un sentido de realidad mucho mayor. El área clave del cerebro que gestiona este tipo de memoria es la amígdala –que aunque siempre las mencionamos en singular, en realidad tenemos dos-.

Por último hablaremos de la memoria autobiográfica, esta memoria es la suma de todas las otras memorias a largo plazo y nos permite recordar de forma correlativa los hechos y experiencias de nuestra vida, permitiendo que nos creemos un sentimiento de identidad propia.

Para consolidar en tu memoria lo que te he contado en este post te invito a ver los  siguientes vídeos sobre la memoria. El primero de la Universidad de Navarra, y los siguientes con las conferencias de los doctores Carlos Logatt Grabner y Facundo Manes de la Asociación Educar:

En el siguiente blog hablaremos del tercer dispositivo básico del aprendizaje que es: la motivación.

Esta entrada fue publicada en Neurociencias. Guarda el enlace permanente.

10 respuestas a La memoria a largo plazo

  1. Lizzi Toro dijo:

    Estoy realizando mi Tesis como tema Principal Memoria A Largo Plazo , encuentro Realmente increíble la información que nos has proporcionado, Muchas gracias.
    Lizzi.

    • Muchas gracias Lizzi y me alegra mucho que la información te haya servido para tu tesis, que por cierto, cuando la hayas terminado me encantaría leerla, ya que seguro que podré aprender muchas cosas nuevas de tu investigación. Un saludo,
      Guillermo

  2. Carla dijo:

    Realmente muy interesante y muy bien explicada la información, y con unos videos que veré cuando tenga tiempo libre. Muchas gracias por tomarte la molestia de hacer el post =) Saludos y éxitos!

  3. Crisstina Aboyts dijo:

    Me gust o mucho el articulo, voy a tener una exposicion sobre memoria a largo plazo y la complemente de manera perfecta muchas gracias.

  4. Hola, me encantó tu forma de explicar, sin tanto concepto difícil… aveces utilizar un lenguaje más sencillo ayuda a que el lector se introduzca en el tema y desee profundizar. Gracias por tu tiempo y voluntad de compartir tu conocimiento. Cariños 🙂

Replica a Guillermo Muzio Cancelar la respuesta