Hoy quiero compartir contigo algo especial. Este mes tuve la oportunidad de impartir un programa de talleres para emprendedores en el Ayuntamiento de Collado Villalba en Madrid. Estaba hablando sobre marketing y de cómo, cuando tenemos una idea de negocio y trabajamos sobre nuestra propuesta de valor, es decir, sobre qué necesidad vamos a cubrir y por qué nuestros clientes o usuarios van a estar dispuestos a pagar por nuestro producto o servicio, lo que estamos haciendo es Teoría de la mente, que como vimos en posts anteriores, es nuestra capacidad de atribuir, pensamientos, intenciones, comportamientos y estados mentales a otras personas o individuos. Esto significa que generamos nuestra propuesta de valor desde nuestra propia experiencia, poniéndonos en lugar de nuestros clientes y teorizando sobre porqué nuestro producto significará para ellos una solución que estén dispuestos a adquirir.
Pero como hablamos en el post sobre este tema, cuando hacemos teoría de la mente, lo que hacemos realmente es empatizar desde nuestra propia y particular visión de la realidad y no necesariamente desde la de nuestros potenciales clientes, razón por la cual, antes de poner en marcha esa propuesta de valor o idea de negocio, deberíamos validarla, y la mejor forma de hacerlo es hablando con los propios clientes, es decir, directamente con aquellos que son los que van a pagar por nuestra solución, poniendo en marcha la escucha activa y analizando así, si lo que nosotros creemos que va a ser una solución para ellos, realmente lo es, y lo más importante para un proyecto de negocio, si esos clientes estarán dispuestos a pagar por ello y cuánto.
Bueno, te sigo contando la historia. Por supuesto, cuando hablé en el taller sobre de teoría de la mente, necesariamente hablé también de las neuronas espejo . Al terminar el taller, se acercó a mi Consuelo, una de las asistentes al taller, y me comentó que conocía el tema de las neuronas espejo. No me sorprendió mucho porqué hay muchos documentales que hablan sobre este tipo especial de neuronas, ya que están muy relacionadas con el aprendizaje por imitación, pero ella lo conocía por otra razón. Consuelo colaboraba con una asociación de familiares con niños con discapacidades, o vamos a llamarle mejor con capacidades diferentes, y me comentó que conocía programas y tratamientos para trabajar con esos niños basados en las neuronas espejo. Estuvimos hablando un rato y me dijo: «te voy a enviar un video muy bonito sobre la experiencia de unos padres que han trabajado este tipo de tratamiento».
No te voy a contar nada más, porque la razón de este post no es otra que poder compartir contigo ese video que dura poco más de 6 minutos:
Hola Guillermo.
Muy interesante tu entrada de hoy.
Me alegro mucho que te haya gustado el vídeo que compartí contigo. A mi me impresiono mucho cuando lo vi y desde luego que me muestra un uso muy distinto de la Teoría de las Neuronas Espejo.
Seguiré leyéndote por aquí y y felicidades por tu blog.
Hola Consuelo,
Muchas gracias por tu comentario sobre el post.
A mi también me emocionó y además creo que tiene un mensaje impresionante acerca de cómo nuestra actitud lo es todo, sea lo que sea lo que nos toque vivir. Gracias por compartir el vídeo conmigo.
Un saludo
Guillermo
Gracias Guillermo por tu sensibilidad. Efectivamente la pregunta de los papás de Mario fue la clave: ¿qué tipo de espejo estaban siendo?.
A lo largo de mi anterior experiencia profesional en el mundo de las asociaciones de personas con discapacidad, ya argumentábamos algo así: «el principal obstáculo en el desarrollo de una persona con discapacidad es que esta persona es vista por sus seres queridos como un problema». Y desde ahí… ¿qué opciones le quedan? pues está claro que sólo le queda la posibilidad de seguir siendo un problema.
La experiencia protagonizada por los papás de Mario ilustra perfectamente el impacto que tiene nuestra consideración hacia los demás.
Recordémoslo siempre.
Gracias y un fuerte abrazo.
Muchas gracias a todos por compartir sus conocimientos, me dieron los elementos para fundamentar que el actuar de los demás, es en gran parte, «reflejo» de lo que nosotros transmitimos, debemos ser cautelosos en los mensajes que enviamos a los demás, ya que podrían marcar vidas… ya sea para bien… o para mal.
Saludos y nuevamente mil gracias.
Martha
Muchas gracias a ti Martha por tu comentario.
Un saludo
Guillermo