Ante la pregunta: ¿Cómo te sientes? Cuántas veces has contestado algo más allá de “bien” o “mal”. Es que, muy rara vez contestamos con una emoción concreta, esto se debe a que normalmente no reparamos específicamente en lo que realmente sentimos.
Pero, ¿crees que es realmente importante identificar nuestras emociones?
Daniel Goleman define la inteligencia emocional como la capacidad de controlar los impulsos y de regular nuestros estados de ánimo, y que para lograrlo es fundamental identificar nuestras emociones de forma rápida y certera. Goleman comienza su libro, Inteligencia Emocional, citando a Aristóteles en su Ética a Nicómaco, diciendo:
“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto y en el momento oportuno…eso realmente no resulta tan sencillo”
Por esta razón, en este post te voy a hablar más en profundidad de las propias emociones y cómo se clasifican.

Auriga conduciendo una cuadriga
El estudio de las emociones y la separación de emoción y razón es algo que ya se conocía en la antigua Grecia. Platón decía que las pasiones nos impiden pensar, y para explicarlo decía que las emociones eran como caballos descarriados cuyas riendas debía controlar la razón, personificada en el auriga (conductor de los carros tirados por caballos en la época)
Charles Darwin también manifestó un intenso interés por el estudio de las emociones y especialmente por la expresión facial de las mismas. Darwin creía que formaban parte del lenguaje no verbal, y que mediante ellas los seres humanos y otros animales superiores enseñaban sus estados emocionales a otros, animándoles a acercarse o alejarse dependiendo de cuál fuera ese estado, sugiriendo que la expresión de las respuestas emocionales eran innatas y no adquiridas por la cultura o el aprendizaje.

Expresiones faciales de emociones primarias en individuos de una tribu de Papúa (Nueva Guinea) que no habían tenido nunca contacto con la civilización occidental
Esta teoría fue demostrada a mediados del siglo XX por las investigaciones de Paul Ekman, que quizá conozcas por la serie de televisión “Miénteme”, quien realizó un estudio sobre la expresión de las emociones en las diferentes culturas. Su investigación consistió en estudiar a 23 pueblos o culturas diferentes, de las cuales, dos de ellas nunca habían tenido contacto con el mundo civilizado. Como parte del experimento, Ekman enseño a individuos de una tribu aislada de Papúa, Nueva Guinea, fotografías de rostros de personas occidentales expresando diferentes emociones como ira, miedo, alegría o tristeza y las mismas fueron reconocidas sin mayor problema por los mismos. Asimismo, fotografió a sujetos de esa tribu reaccionando ante historias planteadas específicamente para provocar expresiones faciales de distintas emociones, como por ejemplo la reacción ante la muerte de un hijo, el reencuentro con un buen amigo o estar a punto de pelear y estas también eran reconocidas fácilmente por individuos occidentales.
Clasificación de las Emociones
Los seres humanos tenemos 80 diferentes músculos en la cara con los que podemos generar 700.000 expresiones faciales diferentes.
Por esta razón y con el fin de facilitar la identificación de las diferentes emociones y el estudio de las mismas, diversos investigadores han intentado identificar qué emociones podemos considerar como emociones primarias, es decir, puras, innatas y que se generan como reacción a estímulos similares en todas las culturas sin importar el entorno, diferenciándolas así de las emociones secundarias que podrían definirse como la combinación de diferentes emociones primarias o cuya aparición podría verse condicionada por el entorno, la cultura o las relaciones sociales.
Especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX se han desarrollado diversas teorías de identificación de las emociones que podríamos considerar primarias. Sin embargo hasta el día de hoy no existe un acuerdo y cada teórico propone las suyas. Pero para resumir te voy a hablar de las que en la actualidad son más aceptadas
La primera es la del psicólogo estadounidense Robert Plutchik que presentó su teoría conocida como La Rueda de las Emociones. En la misma definió ocho emociones primarias que ubicó en una rueda en forma de círculo cromático donde cada emoción básica podía dividirse en varias versiones dependiendo de su intensidad, por ejemplo: enfado, ira y furia serían tres versiones de la misma emoción, la ira. En la misma rueda definió además otra serie de emociones secundarias o avanzadas formadas por combinaciones de las emociones primarias, normalmente adyacentes en su rueda, por ejemplo, Plutchik define el desprecio como una combinación de aversión e ira.

Rueda de las Emociones de Plutchik y las 8 emociones primarias
Pero la más aceptada de las clasificaciones de emociones primarias es la que realizó Paul Ekman en 1971, donde reduce las emociones primarias a seis, basándose en su investigación sobre las emociones universales y estas son:
Ira
- Aversión
- Miedo
- Alegría
- Tristeza
- Sorpresa
Estas emociones tienen la condición de ser puramente innatas, y las compartimos con otras especies animales, especialmente con las superiores. El resto de emociones, por supuesto, tienen un origen genético pero con un componente cultural o social (memético)
Por ejemplo: la vergüenza, la envidia, la culpabilidad o la timidez son emociones con un marcado carácter social.
Para conocer un poco mejor a Paul Ekman, te animo a ver la siguiente entrevista que le realizó Eduard Punset en 2005:
Pero quizás, después de haber leído el post te hayas preguntado:
¿por qué no has hablado del amor?
¿No es acaso la emoción más importante y característica de la grandeza del ser humano?
Te diré que de los más de 20 autores sobre los que he leído acerca de la clasificación de las emociones, sólo cuatro de ellos mencionaban el amor entre las emociones primarias, y es que si somos estrictos, y desde el punto de vista evolutivo, el amor puede considerarse una emoción secundaria por ser, como dice Plutchik, una combinación de alegría, aprobación y confianza, o por ser considerado como una emoción con un claro componente social.
Sin embargo, por ser el amor, quizá la más grande de las emociones que, como humanos, podamos sentir, particularmente creo que el amor debería incluirse dentro de las emociones primarias.
Los griegos tenían cuatro palabras distintas para definir el amor:
Eros: que define un amor carnal y efímero
Storgé: que define el amor fraternal una clase de amor más comprometido y duradero que sentimos por familia y amigos
Philia: que define el amor por los demás que promueve el bien común con el resto de los congéneres con quienes compartimos un entorno social
Ágape: que define un tipo de amor superlativo que ni siquiera tiene porque implicar a otro ser, es un amor que no tiene porqué ser correspondido
Quizá esta cuarta definición de amor, el Ágape, sea la más primaria y pura de las emociones…
Gracias, excelente artículo a tomar en cuenta para mis talleres de Motivación y Emoción
Gracias a ti Laura. Hacia tiempo que no escribía y comentarios como el tuyo me motivan mucho
Gracias por esta entrada y la anterior. El cerebro emocional es el gran desconocido y debemos conocerlo, así como tu análisis sobre las distintas formas de clasificar las emociones. Porque cómo muy bien dices, aún no hay una clasificación general.
Gracias a ti Francesc.
Un saludo
Guillermo
Muy buena información, clara y muy objetiva. Me será muy útil para mis talleres
Muchas gracias Jorge por tu comentario. Durante el mes de mayo escribiré algún artículo más, profundizando en el proceso cerebral de las emociones, espero que tengas la oportunidad de leerlo y te sea útil también para tu trabajo.
Un saludo,
Guillermo
Me ha parecido un excelente artículo